Pepu ha fichado por el DKV. Han pasado casi dos años desde su salida de la Federación, poco antes de los Juegos de Pekín. Se fue como campeón del mundo y subcampeón de Europa. Y eso, aunque suene paradójico, es el hándicap que debe superar en su nueva etapa. El listón lo ha dejado muy alto y las expectativas, por tanto, serán proporcionales.
Poco importan sus años de trabajo, muchas veces silencioso, en Estudiantes. Años en los que ganó títulos y les metió en finales, tanto en la ACB como en Europa. Años en los que no importaba tanto pelear por los títulos –que también- como mantener una filosofía de club y formar chavales.
A partir de hoy, su trabajo en Badalona se medirá por su etapa en la selección. Aunque quizá las evidentes similitudes entre la Penya y el club del Ramiro estén a su favor. Villacampa debe demostrar paciencia y darle mando en plaza. José Vicente hará el resto. Como lo hizo Aíto, el hombre que le sustituyó en la selección y que tantas alegrías dió al mito verdinegro hace unos años. En cualquier caso, es una buena noticia que su talento, experiencia y calidad humana vuelva a una cancha. Bienvenido.
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