19 julio 2010

Ni Rey ni Elegido


Llevo tiempo sin escribir por aquí, pero Jordan me ha impelido a hacerlo de nuevo. Acabo de leer que ha dicho que él nunca llamó a Magic y a Bird para jugar juntos en el mismo equipo (bueno, en realidad lo hizo y creo el maravilloso y único Dream Team), sino que se esforzó por ganarles. Y estoy de acuerdo con él. Lo de Lebron no me gusta. En realidad es un jugador que siempre me ha dejado frío. No le voy a negar su calidad –tampoco se trata de ser más papista que el Papa- pero me parece que su actitud le desacredita.

Quizá sea que mi mentalidad empieza a quedarse atrapada en el siglo XX y que este chico con cara de abuelo sea el siglo XXI. Pero creo que su comportamiento viola algunas de las leyes básicas no escritas que siempre han respetado los más grandes.

Más impacto publicitario que tenían Johnson, Bird y Jordan no lo tiene él. Así que no le critico por ser un anuncio andante. Pero jamás vi a ninguno de esos tres montar el show que monta James antes, durante y después de cada partido. Dentro de la cancha, lo importante es el juego. No la cámara. Y este chico está pendiente de los objetivos desde que empezaba a destacar en aquel instituto de Ohio y apareció en Sports Illustrated como “The Chosen One”

Pero sobre todo, lo que más me repatea del que se autoproclama King James es precisamente eso; que se crea el rey cuando no ha hecho nada para merecerlo. Quietos. Sé que me vais a decir que tiene dos MVP, que me vais a relatar la cantidad de veces que ha sido máximo anotador, que me vais a venir con la letanía de sus records individuales. Pero nada de eso me vale si no viene acompañado de un anillo. Hasta entonces, no podrá sentarse en la mesa de los mayores y hablarles a la cara. Y me temo que eso no pasará mientras no respete los códigos básicos de este deporte.

04 marzo 2010

Bienvenido, Pepu

Pepu ha fichado por el DKV. Han pasado casi dos años desde su salida de la Federación, poco antes de los Juegos de Pekín. Se fue como campeón del mundo y subcampeón de Europa. Y eso, aunque suene paradójico, es el hándicap que debe superar en su nueva etapa. El listón lo ha dejado muy alto y las expectativas, por tanto, serán proporcionales.
Poco importan sus años de trabajo, muchas veces silencioso, en Estudiantes. Años en los que ganó títulos y les metió en finales, tanto en la ACB como en Europa. Años en los que no importaba tanto pelear por los títulos –que también- como mantener una filosofía de club y formar chavales.

A partir de hoy, su trabajo en Badalona se medirá por su etapa en la selección. Aunque quizá las evidentes similitudes entre la Penya y el club del Ramiro estén a su favor. Villacampa debe demostrar paciencia y darle mando en plaza. José Vicente hará el resto. Como lo hizo Aíto, el hombre que le sustituyó en la selección y que tantas alegrías dió al mito verdinegro hace unos años. En cualquier caso, es una buena noticia que su talento, experiencia y calidad humana vuelva a una cancha. Bienvenido.

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